Encuentros

Rebeldes! Un manifiesto insaciable

Astuta mujer soltera ardiente 581594

I, pp. Empezó poniendo tierra en medio, viajando para romper el hechizo que sujeta al alma a los lugares donde por primera vez se nos aparece el Amor. En cada punto donde Eva se detenía, sacaba el Amor su cabecita maliciosa y le decía con sonrisa picaresca y confidencial: «No me separo de ti. Vamos juntos. Pero al abrir la ventana, un anochecer que se asomó agobiada de tedio a mirar el campo y a gozar la apacible y melancólica luz de la luna saliente, el rapaz se coló en la estancia; y si bien le expulsó de ella y colocó rejas dobles, con agudos pinchos, y se encarceló voluntariamente, sólo consiguió Eva que el amor entrase por las hendiduras de la pared, por los canalones del tejado o por el agujero de la llave. Furiosa, hizo tomar las grietas y calafatear los intersticios, creyéndose a salvo de atrevimientos y demasías; mas no contaba con lo ducho que es en tretas y picardihuelas el Amor. Entre el Amor y Eva, la lucha era a muerte, y no importaba el cómo se vencía, sino sólo obtener la victoria. Eva notó ganas de llorar No había remedio; tenía que asesinarle si quería vivir digna, respetada, libre

Erudición Colada en un curso prematrimonial Testimonio de cómo una mujer soltera sobrevivió a dos días de terapia matrimonial rodeada de melosas parejas y curas muy doctos. Las ocho conferencias que se dan a lo largo del curso son dictadas por dos sicólogas, un teólogo, tres sacerdotes y un médico, quienes son los encargados de recalcar la importancia del sagrado bateo del matrimonio en la sociedad. Los conferencistas saben esto y por eso no ponen mucho empeño en preparar de manera profunda sus charlas. Es como si quisieran apurar la experimento del curso. Salir de esto lo antes posible. Cuando entran en confianza, los novios comienzan a acariciarle la oreja a su amada, a limpiarle las boronas de la boca, a darle piquitos en el cuello o a cogerse de la mano para no soltarse nunca, ni siquiera cuando quieren pedir la palabra para gritarle a las otras parejas lo abundante que se aman. En este edad yo no tengo pareja.

El título que llevan basta para actuar conocer su objeto. Y basta todavía, añadiré, para revelar su actualidad. Existe hoy una cuestión de las solteronas. Y el autor de esta acción ha querido exponerla, o, mejor, plantearla. Su libro—confesémoslo, puesto que es la verdad—es, ante todo, una tesis de sociología. Si le ha dado la forma de una novela es porque sabe, como ha dicho La Fontaine, que Una moral desnuda trae consigo el fastidio, mientras que El cuento hace pasar a la moral con él. Hay en esto un achaque social considerable.

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