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Las cuarenta mujeres más guapas de la historia de la pintura

Como conocer a 900343

La cosificación, sobre todo sexual, hacia el género femenino se consolida principalmente en los textos de la antigüedad y por eso se utiliza el adorno literario para explicar cómo determinadas historias y leyendas encubren violaciones sexuales y voyerismo. Bajo el nombre de la humillación se engloban los diversos actos agresivos que se presentan hacia las mujeres, pues en ocasiones entre el mito y la realidad no hay una distancia verdadera. Para hombres y mujeres la cuestión del desnudo femenino resulta de vital importancia porque los primeros se valen del mismo para maltratar a las mujeres mediante su reificación, mientras que las segundas buscan alternativas a ese desnudo castigador y erotizado. La amenaza de la violación: Susana y los viejos y Artemisia Gentileschi. Susana es un personaje veterotestamentario perteneciente al Libro de Daniel; una mujer judía y casada que vivió en Babilonia durante el exilio babilónico VII-VI a.

Apuntado por Cristian Campos Entre ellos Rembrandt, Tiziano y Chantron. En el cuadro de Klimt, Zeus es el chorro dorado que fluye entre sus piernas. El fuerte de Klimt no era desde luego la sutileza. La bella Betty Albert Lynch, fecha desconocida Albert Lynch, pintor de origen peruano afincado en Francia desde los veintisiete años, es una figura de segunda fila y soy generoso de la historia del arte de principios del siglo XX. Así que piensen lo que quieran]. Autorretrato Leonora Carrington, El surrealismo me repele y solo lo soporto en pequeñas dosis y en el contexto de una narrativa sólidamente asentada en la realidad. Ella, por cierto, era una mujer de una extraña belleza. Un gusto adquirido, si lo prefieren.

Se las regaña, aconseja y ordena, todo un mundo de señalamientos a acompañar. La contradicción extrema: el lenguaje que silencia; esto es, a través del habla se induce al mutismo. Especialmente se apunta a la ridiculización del lenguaje intragenérico en los pocos espacios que las mujeres tienen -o tenían hasta hace poco, ya que por los cambios tecnológicos y las formas de vida en determinadas sociedades esto ya no es así- para andar y comunicarse. El consenso de opiniones intergenérico en este sentido nos apunta a la hegemonía del modelo cultural gramsciano, en donde los dominados comparten con los dominadores, hasta cierto punto, las creencias y valores socialmente establecidos Gramsci Como decíamos, esto queda muy patente, al poner los refranes en boca de las mujeres, la descripción censuradora o impugnadora de su propio comportamiento lingüístico, asumido al parecer y reproducido, como agentes sociales activas que son. Desde una posición que se columpia entre el menosprecio y el miedo, el comportamiento lingüístico de las mujeres ha sido duramente esclavo y sancionado por los mensajes orales de la cultura popular y concretamente, como estamos viendo, por el alocución lapidario del refranero. Las mujeres han estado tradicionalmente olvidadas, excluidas y cuando se las tiene en cuenta es para callarlas, censurarlas, insultarlas o ridiculizarlas.

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