Esa fuerza poderosa es el impulso sexual. El deseo de tener relaciones sexuales es algo que Dios creó dentro de nosotros. No es sucio ni malo. El deseo sexual fue idea de Dios—no nuestra. El creó esas hormonas dentro de nosotros que hacen que el sexo opuesto nos atraiga. Las relaciones sexuales, como las diseñó Dios, son hermosas. El impulso sexual no es pecaminoso, pero Dios nos dice que debemos controlar ese deseo.
Lo dijo de broma, pero aun así me pareció una forma denigrante de definir algo que a los hombres se les ha alentado a actuar desde hace mucho tiempo. Después de 20 años casada, tuve un divorcio horrible. Cuando por fin estuve lista para volver a tener citas, los candidatos de mi edad entre 50 y 60 años no me convencían. Los hombres que conocía a través de amigos y que se ofrecían a cocinar un plato de dinero en su casa o a traer una botella de vino a la mía no las consideraba citas de verdad. Tampoco tengo palabras para adjetivar al ricachón del yate que insistió, después de invitarme a comer, que yo le había prometido que a la noche siguiente lo invitaría yo a mi casa a cenar y a hacerle muchas otras cosas. Los hombres que conocía por las redes eran peores.
Si sientes conexión con una chica que tiene esposo y te preguntas cómo saber si le gustas a una mujer casada, en este artículo te comentamos las señales para descubrirlo. Las mujeres enviamos muchas señales cuando nos gusta alguien y a veces pueden ser confusas. La razón es simple: como ya tienen un compromiso, no es tan sencillo ser abiertas con respecto a lo que sienten afuera de su relación. Especialmente cuando estamos cerca de la persona que nos gusta. El contacto visual demuestra interés hacia la otra persona. Las sonrisas pícaras también son una demostración de atracción. Prueba mirarla por un rato. Si ella te corresponde de una forma intensa y especial, no dudes de que definitivamente llamas su atención.
Siga con su doctrina cierta y segura, no se rinda a las críticas del mundo. Si fuerais del globo el mundo os amaría, pero como no sois del mundo, el globo os odia, dice el Señor. Ah, que ya lo he recomendado Se me ocurre que entre el burka y lo que se puede admirar en las playas españolas puede acaecer un punto medio en el que se encuentre el lugar para el sano pudor. En todo caso, al que vive mundamanente, cosa MUY aparte de vivir cristianamente en el globo, estas cosas le parecen absurdas, ridículas, etc. A sabiendas de esto, si ella decide vestir ligeramente, peca ella, como recalco, aunque su intención no fuese provocar.