Aquí recogemos una serie de hipótesis que han intentado explicar por qué a tantos hombres les gusta mirar a sus parejas haciendo el amor con otro. Una nueva forma de humillación Si ser un cornudo es una forma de sadomasoquismo, debemos entender que el placer se obtiene de ser humillado. Para estos hombres, garantizar a su esposa la libertad de expresar con otros varones su sexualidad es una fuente de excitación Hay quien incluso considera que esta atracción puede estar originada en el miedo de los hombres a que sus mujeres les engañen, y que puede llegar a ser una manera de prepararse psicológicamente para dicha situación, como ocurre con el columnista Don Savage. Sin embargo, como afirma el mismo reportaje, el hecho de que estos aficionados no suelan sentir atracción por otras formas de sadomasoquismo sugiere que esta interpretación puede estar desencaminada.
Quien hace de cornudo en una galán disfruta siendo espectador del acto. Sin embargo, esto abre el camino a una serie de tipos y términos específicos, que describiremos brevemente para su orientación si es nuevo en levante mundo: Cornudo activo: Un cornudo activo es una persona que disfruta viendo a su pareja tener sexo con otra persona. No se considera tampoco sumiso ni cornudo. Por el contrario, establece las reglas y domina el placer de su pareja. Esto no implica ninguna participación del cornudo, aparte que él y su pareja eligen al toro designado. El cornudo abúlico puede incluso estar en otro lugar durante el acto y ser completamente sumiso a los deseos de su pareja. Esta categoría específica, que disfruta de la sumisión y la abyección, forma parte del mundo BDSM. Toro: es el otro, el amante, el hombre elegido por la pareja para cumplir esta fantasía sexual.
Algo analógico a. Un alevín, creemos. Beso palpitante:. Cuando individuo de los dos deposita sobre los jeta del otro miles de besos bastante pequeños recorriendo la jeta y las comisuras. Puede afluir en Maynard con confianza instrucción.