Me han explicado que nací cuando los astronautas empezaban a explorar la Luna; de aquí me viene el espíritu soñador y las ganas de ir a lo mío. Toda mi infancia estuvo marcada por la enfermedad que me postró en cama y, en consecuencia, en ser una amante de los libros y de las caricias. En otras palabras, soy rebelde y desconfiada, me gustar escarmentar por mi misma y llevar el pelo caído sobre la cara. A veces también les ayudan en estas labores mis alumnos, otro grupo de seres alucinantes, que se han propuesto hacer de mí una amante del lenguaje. Tal vez ya les quería antes, pero no me di cuenta hasta que un grupo de universitarios se me pusieron delante y me dijeron que les hablase de alguna cosa. Para que los tópicos no agarren y ni yo misma me crea que es verdad todo lo que digo. Teresa Moure.
No trataré de describiros el mal rato que pasó mi joven protegida en el intervalo transcurrido desde el edad en que se produjo el cabreante descubrimiento del padre confesor y la hora señalada por éste para visitarle en la sacristía, con el fin de decidir sobre el sino de la infortunada Bella. Con paso incierto y la mirada fija en el suelo, la asustada muchacha se presentó ante la puerta de aquélla y llamó. La puerta se abrió y apareció el padre en el comienzo. A un signo del sacerdote Bella entró, permaneciendo de pie frente a la imponente figura del santo hombre. Siguió un embarazoso silencio que se prolongó por algunos segundos.
Poséeme j kenner stark 2 J. Hace ya por lo menos cinco minutos que se ha ido el sol. No me muevo, pero mi alucinación periférica me permite ver sus hombros, su cabeza calva y su barbilla de un rojo vivo. Quédate quieta y no hables. Si no afuera por el hecho de que estoy totalmente desnuda delante de una batiente, nuestra conversación parecería completamente normal.