Privado

Pascal Spanker — Uno de los principales factores para que la sumisa

Amo dominante a sumisa 167679

La culpa, la ira, la tristeza y la rabia son algunas de ellas. Sin embargo, hay una que no hemos mencionado y que provoca un impacto tan fuerte que puede llegar a destrozarnos es: la humillación. La humillación es un estado emocional que deja una profunda huella en cada uno de nosotros. Sentir que carecemos de valía, que somos mediocres, que hagamos lo que hagamos quedaremos en ridículo, es una cruz que podemos arrastrar durante largo tiempo. La humillación es un estado mental, y lo que humilla a una persona no puede humillar a otra. Por ejemplo, decirle a un hombre que tiene un pene pequeño puede ser humillante, si daña su dignidad o reduce su autoestima. Sin embargo, no necesariamente es degradante. Los investigadores analizaron las ondas cerebrales de los participantes mientras veían en una pantalla insultos y halagos. También se les contó a los participantes diversas historias en las que tenían que ponerse en la piel del protagonista.

En él dejé plasmada una inquietud, un pensamiento, un deseo. Se trataba, por lo tanto, de un relato mediado, y no por elección propia, estrella porque por aquel entonces no podía ser de otra forma. Nueve abriles después pude escribir la conclusión. La vida puso la respuesta ante mí y yo supe reconocerla.

Entonces, en lugar de decir lo que creo que es cada uno, solo diré que estoy hablando de amistades que involucran una jerarquía de eficacia a tiempo completo. Consentimiento y fuerte deseo. Eliges porque quieres esto, y lo quieres lo suficiente como para que sea algo cotidiano en lugar de ocasional. Usted es elegido en cada punto.

André, no lo podía creer, se había esmerado en entrenar y educar a su perrita Trida, se desvivía por que tuviera la mejor doma, que no alcanzaba a entender por qué se había negado y delante de sus amistades. Estaba molesto, enojado, tiraba lo que encontraba con tal de sacar su rabia… Se sentó a la orilla de la cama, ubicó sus codos en sus piernas y entrelazó sus manos y pensaba -tranquilo… tranquilo, respira, calma- trataba a toda costa de controlar sus emociones, ese enojo que le invadía, que sentía clavado en su pecho, como una estaca que no le acaba de matar, solo lo sentía, solo haciendo daño, manteniendo la molestia que le irritaba en su interior. Esa apartamento estaba ordenada de forma adecuada galas exquisitos y que hacían juego con el resto de lo que allí habitaba. El Señor Julio, agradeció la deferencia y vio los instrumentos que había en la mesa que se encontraba junto a la pared.

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