Privado

LA MALDICIÓN DEL TRAVESTI

Conocer gente 77224

Crecí en medio de una familia tradicional católica colombiana. En mi adolescencia asumí mi homosexualidad y, debido a esto, fui objeto de los juicios, las críticas y los insultos de mis compañeros de colegio y de mis profesores. Durante los años de colegio prefería estar casi inmóvil para que no se notara lo afeminado que podía llegar a ser y observaba cuidadosamente cómo se manifestaban los prejuicios de las personas que me rodeaban, algunos de los cuales, a mi pesar, yo mismo compartía. Este texto revisa una serie de imaginarios homofóbicos y transfóbicos con los que crecí y que han sido parte de la construcción simbólica del género que culturalmente ha constituido mi subjetividad. Con dichos imaginarios debí enfrentarme y aprender a reconstruir una mirada que me exigió transformar y cuestionar la misma ideología que yo habitaba. Creo que lo decía temiendo la discriminación que sufren los hombres que se visten de mujer, así como la vergüenza familiar que tal comportamiento provoca con frecuencia.

Sabemos que debemos cumplir unas obligaciones, empero también queremos darnos de alta en la seguridad social, si queremos irnos un mes de vacaciones, tenerlo pagado, si nos queremos jubilar, poder jubilarnos, tener sanidad Afemtras se ha constituido hace un mes y defiende el derecho a ejercer Ella cobra por servicio unos 20 euros, unos 1. Sin embargo, es en el Polígono del Gato, junto al antiguo bacinete histórico de Villaverde y el alfoz de San Andrés, donde se concentran casi todas las prostitutas. En esta zona el paisaje cambia y se observa un fuerte trasiego de vehículos, de los que continuamente entran y salen las mujeres. La Policía y las ONG que trabajan en la zona consideran que la mayoría son víctimas de trata que se prostituyen obligadas por las mafias.

El negocio de la prostitución se ha disparado con la crisis económica. Especialmente delicado es el caso de los jóvenes que venden su cuerpo para salir adelante. Hay que tener una formación», dice. Concha Borrell repite esa frase una y otra vez en sus clases de prostitución. Sus alumnas son seis chicas que quieren anatomía prostitutas.

Cuando tenía 25 años, salí con unos amigos a una fiesta porque individuo de ellos cumplía años. Entre tanta gente vi a una hermosa madama, de cabello rubio, largo. Pasé un buen rato hablando con ella porque me la presentó una amiga y de inmediato sentí química: reíamos y las conversaciones eran fluidas. Al experimentar lo que me decía Reinaldo, enseguida entré en un cuestionamiento muy fuerte sobre mi orientación sexual. Fue bastante duro porque a pesar de conocer que era una chica trans, no podía dejar de pensar en ella.

Leave a Reply

Your email address will not be published.