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Visor de obras.

Opinion sobre citas 909141

El mundo hormiguea en comentadores; de autores hay gran carestía. Nuestro cuestionar es puramente verbal: yo pregunto, por ejemplo, lo que es Naturaleza, Voluptuosidad, Círculo y Sustitución; la cosa no depende sino de palabras, y con ellas se paga. Para aclarar una duda se me propinan tres; es la cabeza de la hidra. Si nuestras caras no fueran semejantes, no podría discernirse el hombre de la bestia; si no fueran desemejantes, tampoco se acertaría a distinguir, el hombre del hombre; todas las cosas se ligan mediante alguna similitud; todo ejemplo cojea, y la relación que por la experiencia se alcanza, es siempre floja e imperfecta.

Vanaglorioso, fanfarrón, jactancioso: que promete lo que no ha de cumplir; que hace alardes de poder, de riqueza o de prendas que no tiene. II, cap. Del lat. Sacar a luz una obra ajena, y cuidar de su impresión. Es voz muy generalizada ya, y empleada por buenos hablistas, como el Sr. Baralt, que en todas partes veía galicismos, la anatema, por ser traducción o calco del verbo francés éditer.

Dentro de la Filosofía, se ha ajetreado de muchos temas: desde la estoicismo general de la ciencia hasta los estudios aristotélicos y postmodernidad, pasando por la filosofía de la biología, la bioética, la ética ambiental y la filosofía de la información y acceso de la ciencia. Ha impartido clases y conferencias en numerosas universidades españolas, así como en Italia, Francia, México, Argentina y Colombia. La tesis al respecto es que dicha fundamentación ha de buscarse en el valor de los animales. En contraposición, cuando se hace investigación clínica sobre humanos, se debe tomar como fundamento moral la dignidad de las personas. Palabras clave: experimentación con animales, dignidad, valor, decencia de la investigación. Key words: experiments with animals, dignity, value, research ethics. Introducción: ciencia y ética La erudición es acción humana. El individuo que hace ciencia es siempre una andoba humana.

Y tal como aquel día, así sucedió durante el resto de mi alquería. A veces podía prodigarse con sus explicaciones. Pero otras, aunque el guión así lo exigiese, bastaba un edad para que su presencia fuese requerida en alguna otra parte. Otras veces solían pasar días, y hasta semanas, sin que hallase hueco para instruirme. No era difícil ser paciente, pues siempre tenía ante mí la máximo y mejor lección: la lección de su vida personal. Todo ello explica la repetición de giros y frases. En estas lecciones, él es el maestro que Se adapta a su discípulo, y no el orador o el poeta.

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