Encuentros

Lección 12: Eligiendo sabiamente

Solteras catolicos amor 801620

Los misterios del confesionario: novela de costumbres. Volumen I. Valparaíso: Impr. En la cultura occidental medieval y moderna, las mujeres tenían una naturaleza inferior, imperfecta y, por consiguiente, peligrosa por su capacidad de seducción o por su fragilidad, razón por la cual el padre, el esposo o el sacerdote debían custodiar permanentemente el honor de ellas. Para la Iglesia Católica, eran pecadoras por naturaleza, razón por la cual los sacerdotes que las confesaban debían prestar una singular atención a las debilidades y astucias propias de su género. En efecto, existieron procedimientos disciplinares orientados a reconducir las conductas de mujeres, los que estuvieron sostenidos en supuestos misóginos y por ello diferente a los planes de reconversión de hombres. Casi todos estos programas se relacionaban con el control de la sensualidad y sexualidad de las mujeres solteras o casadas, aspectos en los que la confesión era un mecanismo eficaz en el control de las infidelidades, adulterios o concubinatos. De esta manera, el sacerdote prestaba especial atención a aquellas preguntas y respuestas relacionadas con el cuerpo y la sexualidad de las penitentes, incluso ahondando en detalles que intimidaban y avergonzaban a muchas de ellas, a quienes se les enseñaba desde pequeñas a esconder sus partes pudendas nombre con el que se señalaban los genitales y órganos reproductoresy a considerar el sexo sólo como un acto de reproducción.

Esa fuerza poderosa es el impulso venéreo. El deseo de tener relaciones sexuales es algo que Dios creó dentro de nosotros. No es sucio tampoco malo. El deseo sexual fue abstracción de Dios—no nuestra. El creó esas hormonas dentro de nosotros que hacen que el sexo opuesto nos atraiga.

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