Publicado el 28 agosto por andrescampos Miles de madrileños descubrieron de niños la sierra de Guadarrama a través de las ventanas del Eléctrico. Es tradicional y ecológico, pero Renfe no apuesta por el: reducción de plazas, supresión de paradas, tarifas excesivas… Hace tres años, cuando dimos la voz de alarma, había cinco trenes al día y el billete de ida costaba 6,20 euros. Nosotros volvemos a contar aquí su larga y curiosa historia, por si sirve de algo. El 12 de julio deal frisar las siete de la tarde, un aullido que no era de este mundo resonó en el cóncavo de Siete Picos y, antes de que los pastores hubieran acabado de santiguarse, se hizo tren en el puerto de Navacerrada. Noventa años después, el puerto de Navacerrada no lo reconoce ni la madre que lo parió, pero el tren de vía estrecha proyectado por el ingeniero José de Aguinaga y Kéller sigue siendo, en sustancia, el mismo armatoste entrañable que aullaba a 30 kilómetros por hora en las tardes de lobos de la sierra. En tiempos de alta velocidad y levitación magnética, el Eléctrico —como lo conocen todos los amantes de la sierra de Guadarrama— mantiene viva la épica del ferrocarril, la épica también de aquellas jornadas montañeras que empezaban de gran mañana en Cercedilla y terminaban, si es que terminaban, como el rosario de la aurora. Antes de que se inaugurara este trenecito de vía estrecha, todavía era peor.
Fue fundado en el siglo XII y desde fue capital de Ultrapuertos, una de las seis merindades del Reino de Navarra. Ocupó el lugar del antiguo castillo medieval y desde su ubicación se tienen unas vistas inmejorables de la localidad y del vista montañoso que la rodea. Puerta de Santiago: Situada en la parte ingreso de la localidad adentra a los peregrinos provenientes del norte y emporio de Europa en la Rue de la Citadelle, una de las calles renombradas del centro histórico. Iglesia de Notre Dame du Bout du Pont: Templo fortaleza gótico situado, como su antiguo nombre francés indica, en un cabo del puente medieval sobre el río Nive.
Estos días son días raros, diferentes, en los que hay tiempo para actuar muchas cosas que normalmente no hacemos. La verdad que hace muchos abriles que no pasaba tanto tiempo con ellos y ya se empiezan a hacer mayores. Aparte de eso, soy de los que piensa que todo ocurre por algo y que de las situaciones de crisis se puede aprender y mucho. La pena es la cantidad de personas que han fallecido en nuestro país y en otras partes del mundo… y los que quedan o quedamos por arriar. Espero que al menos todo esto nos sirva para aprender algo. Como iba diciendo, estos días hay tiempo para hacer cosas para las que en la rutina habitual no lo encontramos, y yo hace tiempo que no escribía.
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