Citar este artículo Eran las 7 de la mañana, cuando Juan salía de su casa, camino de la estación del ferrocarril. Llevaba una vieja maleta y una bolsa de viaje. El tren que debía coger, tren que lo llevaría a Barcelona pasaba a las 8, aunque siempre venía con retraso. Vio pasar en el reloj todas las horas y, a eso de las 5,30, se levantó y comenzó a prepararse para la marcha. Caminando hacia la estación, su cabeza no paraba de dar vueltas y, una tras otra, muchas preguntas se agolpaban en su mente. Preguntas a las que no podía dar respuesta. Solo el tiempo, después, le iría respondiendo a todas y cada una Absorto como iba, el camino se le había hecho muy corto. Ya estaba ante la ventanilla en donde le darían el billete de i0da hasta Barcelona. Durante unos segundos tuvo la sensación de titubeo, como si no quesera comprar el billete.
En total son unos Aunque, como te comenté anteriormente, todo va a depender de cómo diseñes tu línea. Una de las dudas comunes cuando comienzas a planear la aventura es por qué países pasa la línea Panamericana. Conforme descendía rumbo al sur pasé por ciudades como Fairbanks o Anchorage. Naturaleza en estado puro. Caí enfermo de fiebre tifoidea lo que supuso un parón y momento duro en esta aventura por la encogido panamericana. La isla de Utila tenía un magnetismo tan fuerte que casi no consigo salir de ella.
Voy a traerme una de ellas a que oiga el himno. La entro del brazo a las butacas, y hago que las tres se desesperen. Se va corriendo por la enverjado. Dos de ellas, que han pasado la noche coqueteando con ese caballerete, y bajaban desesperadas porque no había subido a visitarlas. Una niña que pasa la vida haciendo comedias caseras, y se escapa con su enamorado a la confitería, y trata a zapatazos a su padre. El señor, que habla mal de la farsa, porque no ponen en escena la suya. El señor, que repite como un eco lo que les oye a ustedes
Y, sin embargo, amo una especie de luz, de voz, y de aroma y de alimento y de ósculo, cuando amo a mi Dios, que es luz, voz, fragancia, alimento y caricia del hombre mío interior, adonde resplandece a mi alma lo que el espacio no contiene; resuena lo que no arrebata consigo el tiempo; exhala sus perfumes lo que no se lleva el viento; saborea lo que no se consume comiendo, y donde la unión es tan firme que no la disuelve el fastidio. Esto es lo que amo cuando amo a mi Dios. Pregunté a la tierra y me dijo: «No soy yo»; y todas las cosas que hay en ella me confesaron lo mismo. Interrogué a las auras que respiramos, y el aire todo, con sus moradores, me dijo: «Se engaña Anaxímenes: yo no soy tu Dios». Pregunté al cielo, al sol, a la luna y a las estrellas. Y exclamaron todas con grande voz: Él nos ha hecho