Yo me pasé mucho tiempo con acné e iba por la vida sintiéndome como un monstruo. Recuerdo una época muy dolorosa en la que me estaban tratando en un centro estético, y se me resecaba tanto la cara que cuando me rascaba me caían escamas sobre los apuntes. Hay cosas peores, sí, pero también hay cosas mejores. Y aun así, hubo chicos a los que no les importó. Así que hay mucho que puedes hacer. Puedes ser honesta, interesante y vulnerable. Que este artículo no te sirva para estrechar tus posibilidades, sino para ampliarlas.
Audición mi oración hecha de labios sin engaño. Sacian a sus hijos, Y aun sobra para sus pequeñuelos. Yo creo que los que quieren exilar esas palabras son precisamente los megaprogres. Si supieran los padres los hijos de puta que han criado se llegarían un disgusto, bueno no muchos lo saben y defienden a sus hijos. Dice ser a veces nos infravaloramos y eso tampoco es bravo A mí de peque me llamaban cabezón. Pero por poco tiempo… Después me llamaron flaco, palillo, también por poco tiempo.
Y eso es así porque las redondeces son feas y que les guste una gorda es algo prohibido y sólo reservado a auténticos frikis degenerados, a no ser que lo que busquen es que todos sus amistades se rían de él, que eso de tener gustos propios y que decidan por ellos mismos, de eso nada. Hubiese sido mucha tela. Empero no se preocupen chicas que aquende la Wallace tiene las fórmulas infalibles para que cualquier macho cabrío que se te antoje caiga totalmente acaramelado a tus pies de gorda, atiende: 1. Píntate como una puerta.
Pues con los gordos sucede. Ella leyó, entre otras lindezas, lo que sigue: «Nuestra organización odia y detesta a la gente gorda. Nos oponemos a la cantidad de recursos alimenticios que consumís mientras la mitad del globo muere de hambre. No es una cuestión glandular, es glotonería.